Un día cualquiera en clase. Amy se había traído a Stitch a su clase. Él estaba ahí, en el estrado, con sus miembros extras sacados para mostrar su apariencia real, y contando su historia en la pizarra, así:
Cuando terminó de dibujar, Stitch dijo, mientras sostenía la tiza con sus garras:
-¡Tacháaaaaaa! Stitch origen.
Los alumnos miraban el dibujo alucinados, uno de ellos exclamó:
-¡¡Qué fuerte!! Amy tiene un amigo extraterrestre...
Todos se arremolinaron alrededor de Stitch, que estaba sobre la mesa de la profesora, y lo aturullaban a preguntas: "Así que eres alien", "¿Cómo es tu mundo?", "¿Qué coméis?", "¿Cómo curáis las enfermedades?", "¿Qué véis en la tele?", "¿Podéis teletransportaros?", "¿Hay aerocoches?". Stitch se arrastraba hacia atrás, mirando a esa masa agobiante que no paraba de bombardearle preguntas. Tantas preguntas seguidas que ni le daba tiempo responder.
-¡Uno a uno, que le agobiáis!- trató de recordarles la profesora.
Amy se acercó al montón y se ofreció:
-Oye... podéis preguntarme a mí sobre él, que soy su amiga.
-Mira quién habla, ¡la rarita!- le espetó uno de los chulos y engreídos de la clase.
-¡Cierra el pico! ¡No te pedimos que hablaras, lista!- le espetó el otro chulo.
Amy se vió muy ofendida, se retiró de la multitud, dolida y enfadada, y se sentó en un rincón. Tuvo ganas de llorar. ¿Es que era la única a la que le trataban de esa manera? Y encima esos mismos chulos seguían diciéndole: "Eso, eso, ahí la llorica. Llorica, llorica"; otros le decían "No te portes como una cría, que tienes ya catorce años".
Entretanto, Stitch estaba viendo la escena desde donde estaba sentado, en un hueco que hacía la multitud. Le estaba doliendo ver a su amiga así, tan maltratada. Le entró una rabia muy grande contra esos chulos.
-¿Tienes naves hiperlumínicas y pistolas lásers? Tiene que ser guapo- dijo el chulo de antes.
Stitch se arremetió contra él. Rugió y le arañó un brazo con esas garras tan afiladas que tenía, hiriéndole. Bajó de la mesa de un salto y, todo furioso, apartó a la gente a la fuerza para abrirse paso mientras avanzaba hacia Amy. Con esa fuerza tan grande que tenía hacía volar por los aires a los chicos que los apartaba.
Ya delante de Amy llorosa, con la cara sobre sus rodillas, Stitch posó suavemente su mano sobre el hombro de ella. Amy alzó la mirada y la dirigió hacia Stitch.
-Ahh, Stitch- dijo Amy, con voz quebradiza. Después explico, airosa -¿Lo vistes? Me tratan con desprecio, me insultan, me quitan mis cosas, me... ¡La tienen tomada conmigo! ¿Qué hice yo? ¡A ver! ¿Qué hice yo?
-Ni caso a esos idiotas- le dijo Stitch para consolarle.
Amy le abrazó, Stitch también. Nada como un buen amigo que la consuela en momentos difíciles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario